Supercalifragilisticoespialidoso
Por segunda vez, “I”, mi recordada novia de la infancia se casa. En esta oportunidad ella e “I” firmarán ante notario público en Bogotá y luego partirán hacia “su casa”.
Ahora, muchos años después (unos 28), todavía recuerdo el 35-53-76, número de teléfono de su apartamento al que llamaba cuando no se usaba el “2” adelante ni había identificadores de llamadas.
Yo no hablaba. Era un curioso y enfermizo placer escuchar a su madre diciendo “hola” en su delicioso acento argentino o, en otras ocasiones, el tono regañón de mi suegro potencial que invitaba al “mudo” a buscar oficio.
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Hace unos minutos, la encontré en el chat y como respuesta a una de sus preguntas premaritales le dije algo que también debo tomar para mí:
“Por lo general, olvidamos que nuestras vidas también se componen de un delicioso paquetito en el que están guardados todos esos “pudo ser”, esas opciones que descartamos”.
Agrego ahora que ese paquete no debe ser un equipaje pesado que se tenga que arrastrar, sino un amuleto “MUDO” para guardar en el bolsillo o en la mesa de noche para que nos ayude a conquistar nuestros sueños.
Mi querida chiquilla: Sabes que odio ser cursi pero tengo que decirte de alguna manera que en mis oraciones incluyo mis mejores deseos por tu felicidad. Espero que la unión de las dos “I” resulten siendo dos columnas de fuerza para edificar el hogar que has querido durante tanto tiempo.
Queda pendiente el café que no nos hemos tomado y espero descubrir, antes de que se presente la oportunidad, la razón por la cual yo guardaba silencio cuando llamaba por teléfono a tu casa.
En todo caso, la opción de hablarte, por aquellos días, quedó guardada en el paquetito de los “pudo ser” que todavía conservo. También está en él la cancioncilla de Mary Popins que cantabas, jugando con mi hermana, mientras yo permanecía “mudo”.
¿La recuerdas? Una pista: Supercalifragilisticoespialidoso.....